martes, 7 de mayo de 2013

Antonio Rodríguez Fraíz, "O Cura de Campañó", en el Museo de Pontevedra


Mesa redonda sobre Antonio Rodríguez Fraiz
Museo de Pontevedra

Con motivo de terse cumprido o centenario do seu nacemento en Santa Mariña de Tomonde (Cerdedo), o Museo organiza para o 7 de maio unha mesa redonda na que se analizarán diversos aspectos da vida e da obra do que foi asiduo colaborador Antonio Rodríguez Fraiz, coñecido como O cura de Campañó por ser esta parroquia pontevedresa onde desenvolveu por máis tempo o seu labor pastoral.
 

No acto, que, con entrada libre, comezará ás 20:00 h no Sexto Edificio e estará presidido pola deputada de Cultura Ana Isabel Vázquez Reboredo, participarán o alcalde de Cerdedo Silvestre José Balseiros Guinarte, o biógrafo de Rodríguez Fraiz José Manuel Cabada Álvarez, o director do Museo do Pobo Galego Carlos García Martínez e o director do Museo de Pontevedra Xosé Carlos Valle Pérez
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Antonio Rodríguez Fraiz nace en Tomonde, Concello de Cerdedo, Terra de Montes, con la fuerza de la piedra que le dió profundidad y sentido a su vida; su abuelo y su padre fueron maestros canteiros y con la maza y el cincel en la maleta de la inmigración. La piedra que le llevó a reivindicar con fuerza su identidad como gallego cada vez más militante.

En 1926 ingresa en el Seminario de Santiago y allí sufre al tener que hablar en castellano y leer en público “a fala foi un auténtico trauma para min” A los quince años, escucha a Cabada Vázquez recitar un poema en gallego, ante el Arzobispo. Su amor a la lengua “matria” y su admiración por el poeta de Codeseda, se incendiaron.

Ordenado sacerdote en 1937 es destinado a San Martiño de Moaña como coadjutor y ante la realidad de la represión y los paseos nocturnos hacia el mar, comienza a cambiar la mirada. Los jóvenes o se hacían falangistas o corrían peligro, por ello se lanzó a rellenar carnets de Acción Católica. Organizó veladas literarias, rutas a pie y partidos de fútbol con otras parroquias.

En 1939 es destinado a Vilariño, cerca de Teo en Santiago y allí conoce y traba amistad con Don Raimundo López Pol que fuera alcalde de Santiago, hombre republicano, culto y galleguista que adivinaba una tremenda noche para Galicia y su cultura “foi una lumeira para min”.

En 1940,por concurso, párroco de Cervás y Chanteiro. Reconstruye la iglesia de San Pedro de Cervás del siglo  XII y la de Nuestra Señora de la Merced en Chanteiro. También es capellán del Regimiento de Artillería de Costa del Cuartel de Montefaro. Participa en charlas radiofónicas y publica en revistas. Es aquí, en Ferrol, donde sube un peldaño en su amor y defensa de la lengua y por Galicia. Invita a Otero Pedraio a dar una conferencia, que por supuesto inicia en castellano, tal como obligaba el permiso concedido por el Gobernador Civil, pero al poco,  pasa al gallego. Aquello fue la apoteosis, Carballo Calero hasta lloró. Al día siguiente cimentó su relación por años con Otero Pedraio con un caldo viudo y un “chusco” del cuartel.

Nombrado párroco de Campañó, toma posesión el 15 de marzo de 1951; dicen que llegó en un carro de vacas, con una pierna medio rota. Comienza a rebuscar en los archivos parroquiales. El decía que en los archivos parroquiales estaba la cultura del pueblo y que no había cultura sin archivos. Encuentra un documento de 1102 de la donación de una finca de Casal de Rei a los Condes de Galicia, Don Raimundo y Doña Urraca. Descubre una mámoa al lado de la casa Rectoral y cerámica poshalltática en las inmediaciones de la iglesia, levantada sobre un castro. Con su gestión y presión, se inaugura la luz eléctrica, el día de San Pedro en 1951.

Convence a los parroquianos para que cedan terrenos para la carretera que iba a unir Campañó de Arriba con Pontevedra, argumentándoles que del sacrificio de ahora, serían beneficios posteriores para todos.

Gestiona la burocracia, y con la ayuda de los vecinos se acomete la traída de aguas al Cabaleiro.

Se inaugura la Cros en 1953, que por los daños a la agricultura y a la salud de los vecinos se ha de cerrar en 1970 y por estas tres razones tuvo un fuerte enfrenamiento con el ministro Licinio de la Fuente.

Con la ayuda y donaciones de los emigrantes de Campañó y algunos vecinos, repara la Iglesia.

Por las mañanas, al terminar los oficios religiosos, bajaba en su Lambreta a Pontevedra y allí en la Biblioteca y en el Museo traba amistad con Filgueira Valverde, García Alén, Modesto Rodriguez Figueiredo, Agustín Portela…

En 1959 inicia su colaboración con Faro de Vigo con la columna “Desde el atrio de la Peregrina”, atalaya de la vida pontevedresa que desde la cultura y religiosidad se fue tornando en una mirada a la participación activa en la cultura y en las necesidades de la gente de Pontevedra. En la toma de posesión de Filgueira como alcalde le fija dos prioridades, una, el que las quince parroquias dispongan de escuelas y de viviendas dignas para los maestros. Él también se aplica y crea el Patronato Parroquial para una Escuela de Niños en el Cabaleiro y después una de Niñas.

De ahí viene nuestra relación, porque mi padre, Manuel Cabada Iglesias fue el Maestro de aquella escuela, o Maestro de Campañó, y yo el hijo del Maestro de Campañó, aunque hasta cinco hijos vinieron después.

En 1959 inicia sus viajes a América como Misionero.Lo primero que hizo fue ponerse en contacto con la emigración gallega y así, con los exiliados. Otero Pedraio le dió dinero para entregárselo a la viuda de Castelao, Virginia Pereira. Conectó enseguida con Rodolfo Prada, amigo íntimo de Castelao a quién acogió en su casa. En la Biblioteca de Prada se conjuró para la lucha en defensa de la lengua y madre patria.

Con Súarez Picallo quien “falaba tan ben o galego das Rías Altas”. Allí conoció a Laxeiro a Blanco Amor, Luis Soto…..En el cementerio de Chacarita, ante el sarcófago de Castelao y en presencia del Presidente de la Real Academia Gallega, ofició la primera misa en gallego y al llegar la epístola y evangelio, Suárez Picallo le dijo “crego deixeme que eu faga as traduccións porque eu inda que por alá din que son herexe, de herexe non teño nada”, tampouco Castelao, que para Don Antonio  era místico.

De los viajes de ida y vuelta a las Galicias de allá, fue creciendo su  entrega a la lengua madre y a la madre patria. No sabemos si al salir de Galicia, la sentía y la veía de otra manera ( nos pasa a todos) o por la influencia de los exiliados; creemos que por ambas razones.

Desde 1962 en Campañó emplea el gallego en la liturgia, pero después, en la Misa de Rosalía, en Santiago o en Iria Flavia, en Santiaguiño do Monte en Padrón o en la “Carballeira de san Xusto”. En esta carballeira volvió a escuchar a Cabada Vázquez “hoxe hay festa no ceo” en la primera misa del cura de Tomonde, quién tanto había influido en el ingreso en el Seminario de Don Antonio, allí por decir la Misa en gallego y algunos comentarios sobre la tala de “carballo” y algunas alusiones políticas, fue denunciado ante la Guardia Civil de San Jorge de Sacos, allí arengaba” San Jorge non existe, e San Xurxo.”  También allí en 1975, en plena homilía, fue insultado por un exaltado, que fue empujado a la salida. Don Antonio conocía bien al exaltado y no le dio importancia.

Mensajes claros en la Misa de Rosalía donde se quejaba de la emigración, abandonando la riqueza de Galicia para trabajar de mala manera, no en países más ricos sino mejor administrados.

Intensifica sus relaciones con el Museo y las publicaciones, Historia de Corozal, Os Milagros de Amil, Campaniola, As pontes do Lérez, Castelao na alma dos escritores do seu tempo, Don Fernando García Leiro, El Monasterio de Acibeiro, Canteiros e Artistas da Terra de Montes e Ribeiras do Lérez, Alicerces, Santa Maríña de Tomonde…

Participa en la creación del Museo do Pobo Galego, formando parte de su Patronato hasta su fallecimiento; pertenece a la Sección de Historia y Geografía del Instituto Padre Sarmiento del CSIC, a la Comisión de Arte Sacro de la Arhidiocesis compostelana…

Fallece en Campañó el 9 de junio de 1995. Fue un hombre profundamente libre, que creía que la cultura nos hacía libres; como sacerdote se fue alejando de la burocracia y dependencia eclesial y acercándose al pueblo. Imponía de entrada, pero en la distancia corta era asequible por compartir; aprendía de todo y de cualquier manifestación de la tradición gallega la enmarcaba en cultura.

Su legado está en el Museo do Pobo Galego que le dedica una sala; una placa en su casa natal de Tomonde nos recuerda sus orígenes  y otra en la Iglesia de Campañó, su obra.

Desde su lápida en Tomonde, y a través de las nieblas, vigila y sigue cuidando a Campañó, y desde allí,más allá y por los mares a las  Galicias de América.

José Manuel Cabada Álvarez

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